“Nuestro objetivo es que el paciente coma como en su propia casa”

HOY HABLAMOS CON:
Cati Montero Pedreño
Coordinadora de cocina y cafetería del hospital y el residencial Perpetuo Socorro de Cartagena.
Usted lleva 23 años en la empresa ¿qué experiencia tiene de estos años de trabajo?
Mi experiencia en esta empresa es muy buena porque yo he sido la persona que ha puesto en marcha la cocina y la cafetería siendo algo muy gratificante. Esta ha sido siempre mi segunda casa y mis compañeros son como de mi familia. En tiempos difíciles ellos me han arropado, y eso se agradece. A lo largo de mis años en la empresa se ha invertido en nuevas instalaciones e incluso en dotar de pequeños office cocinas en distintos servicios, adaptándonos al avance de la tecnología.
¿Usted elabora los menús diarios de los dos centros?
Así es. La nutricionista y yo trabajamos mano a mano para elaborar los menús, tenemos que estar muy coordinadas para realizar los cambios cada tres semanas y evitar así la monotonía. También estudiamos las preferencias de los usuarios porque es muy importante que coman bien y que estén nutridos. Si tenemos que cambiar una dieta o algún plato especial y conseguir que un paciente o usuario esté bien alimentado no lo dudamos. Hay dos menús para elegir y si no les gusta ninguno se les hace algo, nunca les dejamos sin comer.
¿En función de qué parámetros se elaboran los menús?
Trabajamos para que tengan los valores nutricionales completos, que no falte en los menús pescado, frutas, carnes y verduras. También hacemos menús personalizados para aquellas personas que lo necesitan. Lo más importante es que todo es casero, yo soy la encargada de comprar los alimentos, que sean frescos y de calidad. Además, cocinamos nosotras y hacemos una dieta muy mediterránea, muy de la tierra.
¿Cuántos menús se realizan diariamente?
150 menús para el hospital y 27 para la residencia, más los de usuarios externos que vienen expresamente y los encargan para consumir en sus casas.
La cafetería de ambos centros tiene fama de tener platos de una gran calidad.
Si, y la gente de la calle nos compra mucho. Vendemos unos 60 menús diarios. Lo más demandado es el rabo de toro, el codillo, la ensaladilla, la empanada y el bizcocho.
¿Cómo es el balance de sus años de trabajo?
Me saqué el título de auxiliar de clínica y, como tenía ganas de trabajar y salió un puesto en la cocina lo acepté. Estoy muy contenta de la decisión que tomé porque estoy adaptada a un puesto de trabajo en el que es importante cuidar al enfermo, intentar que estén contentos y coman como en su propia casa, incluso mejor. Por otra parte, nada hubiera sido lo mismo sin mi equipo, con el que siempre he trabajado mano a mano, incluido el personal de cafetería.